jueves, 8 de septiembre de 2011

Dra. María Teresa Quidiello Castillo. Profesora, Mujer Pionera, Visionaria y Gran Humanista. (tercera parte)

3 - Además de educadora, mujer de gran visión y cultura humanista.

Son cientos los estudiantes y profesionales que han pasado por las manos de la Dra. María Teresa Quidiello, lo que le ha ganado un gran cariño, afecto y reconocimiento de todos ellos, lo que para un educador de su talla, se convierte en el mejor y más preciado reconocimiento.

Muchas son las muestras de reconocimiento y agradecimiento que recibe todos los días de aquellas personas que consideran que ella, su ejemplo y sobre todo su empuje, les ayudó a salvar y encaminar sus vidas.

Esta labor, diríamos esperada de un verdadero educador, tiene detrás, como base o sustento, algo más extraordinario, pues llega a desbordarse de la labor en aulas y recintos académicos. En determinados momentos de su sencilla vida, como respaldo honesto a esa vocación de formar, servir, orientar, y un alto concepto de su visión humanista como primer objetivo de la vida, ha acogido en su propia casa a más de diez mujeres jóvenes que, provenientes del campo y de familia de bajos recursos económicos, han llegado a la Capital del país en busca de mejorías.

La Dra. María Teresa entonces, no solo les ha dado abrigo y protección desde todos los puntos de vista, sino que sin conformarse con esto, ha impulsado, orientado y respaldado en cada uno de los casos, la posibilidad de que esas jóvenes no se conformen sólo con existir, sino que las ha orientado y conducido hasta que cada una de ellas ha completado sus estudios hasta terminar una carrera universitaria, postgrados e incluso maestrías en el área de Educación, bajo su constante exigencia y tutela.

Quizás todavía resulte relativamente fácil hoy, encontrar una persona que apenas conociendo a otra, la lleve para su casa, le de abrigo, protección y trabajo, pero la realidad de que una persona reciba a otra que viene con grandes debilidades y carencias, incluyendo las que generan la falta de estudios y que sin mediar interés alguno estimule y la convierta en una graduada universitaria, capaz de continuar estudios de postgrados, es sólo obra de pocos y a su vez grandes seres humanos.

El ejemplo más llamativo quizás de todos es el caso de Mercedes Alcántara. A finales de la década de los 80, Mercedes, con 16 años y 3er grado de Primaria, llegó a la casa de la Dra. María Teresa a trabajar como doméstica, recomendada por un familiar. La idea como tantas otras era brindarle a esta muchacha trabajo y abrigo. Mercedes procedente de un campo de Barahona y con 11 hermanos, demostró muy rápido su inteligencia y habilidad, y sobre todo sus deseos de estudiar.

Estas características lograron que la Dra. María Teresa decidiera apoyarla para que luego de que terminara su trabajo, continuara sus estudios. La muchacha terminó la enseñanza primaria en tiempo record y la Dra. María Teresa le propuso que dejara de trabajar en su casa y que ella la apoyaría económicamente para que pudiera continuar sus estudios de magisterio en una escuela a tiempo completo. Preparación que terminó y le permitió comenzar a trabajar como maestra en dos lugares diferentes.

Con el tiempo y la ayuda de su familia, Mercedes montó una pequeña escuela, primero con 5 niños, matricula que muy rápido creció debido a la calidad de la enseñanza. Hoy Mercedes tiene un gran colegio, más amplio y con una gran matrícula de niños en la zona oriental, al que como reconocimiento a esa mujer que la ayudó a superarse en la vida, le puso por nombre María Teresa Quidiello.

La Dra. María Teresa nunca se ha conformado con sólo predicar teóricamente, sino que, con una sencillez y modestia difícil de mantener para una persona que ha alcanzado los resultados y reconocimientos que ella acumula, ha implementado y ejecutado en su vida, lo que de ella emana tan pronto se le conoce, un alto sentido de los valores, una sólida concepción ética de la vida y una enorme vocación desinteresada por servir. Hechos que por sí solos la diferencian y ella deja como su gran legado a todos aquellos que la han conocido.

Si se quiere ser un mejor ciudadano dominicano o de cualquier lugar del mundo, no es necesario leer y estudiar a la Dra. María Teresa Quidiello, esto se logra sencillamente imitándola.

Dra. María Teresa Quidiello Castillo. Profesora, Mujer Pionera, Visionaria y Gran Humanista. (segunda parte)

2.- Labor en República Dominicana

En junio de 1962, recién llegada a la República Dominicana, se integró a trabajar en el Instituto de Formación de Líderes Políticos Juveniles que su cuñado Juan Bosh, años antes, había fundado en Costa Rica y en ese momento había trasladado a la capital dominicana para continuar contribuyendo con la formación de los jóvenes. Dicho instituto funcionó hasta finales de ese mismo año, pues tras la graduación de los primeros estudiantes, cerró sus puertas.

La Dra. María Teresa Quidiello se dirigió entonces a la Secretaría de Educación y trabajó como Asesora de Orientación Educativa del Instituto de Investigación Psicológica Pedagógica a partir de abril de 1963. La tarea principal fue organizar los programas de estudios para las Escuelas Normales formadoras de maestros. Para lograr este objetivo recorrió junto a otros especialistas todo el país para identificar las necesidades que existían en el campo de la Educación, que obviamente eran muchas, y escoger los mejores lugares para inaugurar escuelas, paralelamente participó en la elaboración y aplicación de las entrevistas y text, que se les hacían a los concursantes, de ambos sexos, que se presentaban como aspirantes a estudiar para convertirse en maestros.

En septiembre de ese mismo año, 1963, tras el golpe de Estado contra el Gobierno del Profesor Juan Bosh, una vez más como muestra del compromiso que siempre ha asumido, la Dra. María Teresa Quidiello renunció a su trabajo a pesar de los resultados positivos que había logrado tanto en el plano personal como institucional. No obstante su renuncia, por toda la labor que se había realizado, el trabajo continuó y al pasar de los años personalmente corroboró que muchas de aquellas primeras personas que habían sido seleccionadas, resultaron ser los primeros graduados como maestros que se dedicaron a partir de esa fecha a las labores de la enseñanza en diferentes lugares del país.

Al no encontrar trabajo en la República Dominicana por razones obvias, en el año 1964 viajó a Puerto Rico y con cierta facilidad encontró trabajo en la Universidad de Puerto Rico, Campus Río Piedra, donde estudió varios cursos de postgrado y al año después de su llegada, obtuvo el título de un nuevo Estudio de Postgrado en Orientación Educativa y a solicitud de la propia Universidad se quedó trabajando allí como Orientadora del Centro de Orientación del Decanato de Estudiantes y paralelamente como Coordinadora de las Prácticas de la Maestría en Orientación de dicha Universidad por seis años consecutivos.

Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)

En 1970, por necesidades familiares, la Universidad de Puerto Rico le facilitó regresar a República Dominicana para emplearse como profesora y paralelamente continuar realizando, en suelo dominicano, una investigación para dicha Universidad. Se dirigió entonces a la Universidad Autónoma de Santo Domingo y presentó su curriculum en el Departamento Pedagógico de la Facultad de Humanidades, cuya Decana por aquellos años era Ivelisse Pratt. El Consejo Técnico de la Facultad de Humanidades, encargado de evaluar a los candidatos a profesores de inmediato aprobó su incorporación al claustro de profesores.

La Decana Pratt, al ver los estudios y experiencia que poseía, le solicitó una ayuda muy importante para la Facultad de Humanidades. Existía un grupo de jóvenes que no se habían podido graduar por no tener a alguien que les impartiera la asignatura de Orientación obligatoria dentro del programa de estudios. La Dra. María Teresa asumió la tarea e impartió la asignatura de Orientación Educativa, lo que facilitó que el grupo de jóvenes continuara con su plan, siendo ésta la primera vez que se impartió dicha asignatura en la Facultad de Humanidades y en todo el país.

Por los resultados obtenidos con los alumnos, se le pidió abrir la Carrera de Orientación Educativa en el Departamento de Pedagogía de la Facultad de Humanidades de la UASD. Entonces como profesora, su primera labor fue diseñar y presentar al Consejo Técnico para su aprobación, el plan de estudio completo de las Carreras Técnico en Orientación Escolar y Licenciatura en Educación Mención Orientación, tarea que enfrentó junto a Jacobo Moquete, quien por aquellos años fungía como Director de Orientación Profesional, encargado de orientar a los jóvenes que ingresaban en la Universidad sobre la carrera específica que habían matriculado.

El plan de estudio quedó aprobado por el Consejo Técnico sin tener que cambiar nada en el segundo semestre del curso 70 / 71 y con esto quedó aprobada la Carrera de Orientación que hasta ese momento no existía en el país, en la que la Dra. María Teresa Quidiello impartió casi todas las asignaturas a los primeros alumnos hasta que con el paso del tiempo, poco a poco, fueron incorporándose otros profesores que completaron el equipo.

Muchos son los recuerdos y anécdotas que la Dra. María Teresa Quidiello posee de estos 30 años de trabajo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Cientos han sido los jóvenes que han pasado por sus manos de profesora y han recibido no sólo la formación académica obligatoria, sino su experiencia, su ayuda en el plano humano, sus consejos, su cariño, etc. Alumnos que con el paso del tiempo desempeñaron o desempeñan hoy muchas funciones, algunas de alta responsabilidad, en diferentes actividades de la sociedad dominicana. Quizás el mejor ejemplo para ilustrar esto pueda ser la anécdota ocurrida muy al principio de su trabajo en la Cátedra de Orientación Pedagógica.

Un día de trabajo como tantos otros, recuerda haber recibido a dos jóvenes muchachas que cansadas de las carreras universitarias que le ofrecían en aquellos momentos y con poca información, fueron a parar a sus manos. Con la misma pasión que ha enfrentado todo en su vida, les explicó en qué consistía el plan de estudios y las potencialidades de la carrera, muy rápido las muchachas quedaron convencidas con los argumentos y seguras emprendieron sus estudios en el sector de la Educación. Esas muchachas de aquel entonces fueron Josefina Pimentel y Minerva Vicent, actuales Ministra y Viceministra Docente de la Secretaría de Educación de la República Dominicana, quienes acumulan una amplia hoja de vida en estudios y trabajos docentes y sobre todo se destacan por una enorme vocación humanista.

Paralelamente a sus clases en la Carrera de Orientación, impartió clases de Introducción a la Psicología, Psicología Evolutiva y Desarrollo Humano en el Departamento de Psicología durante 14 años consecutivos.

Durante esos años, un día de clases, un joven que caminaba por el pasillo, se asomó a por una puerta y reparó que había una profesora que impartía una clase y tenía frente a ella aproximadamente a 100 alumnos que se mantenían inmóviles y cautivados. El joven no conocía a la profesora, pero el hecho le llamó la atención y decidió incorporarse al grupo para enterarse de qué se trataba. Luego de terminar la clase, sin pensarlo dos veces ni consultarlo, se dio baja de la clase donde estaba y decidió inscribirse en las clases de la Profesora María Teresa. El joven de aquel momento es hoy el Dr. Leonel Fernández Reina, Presidente de República Dominicana.

Luego de treinta años de trabajo dinámico, creativo, comprometido e ininterrumpido, siendo Profesora Titular, Categoría Académica que obtuvo en 1994, se jubiló de la docencia presencial julio del año 2000, a la edad de 88 años.

En sus años de trabajo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, asumió las responsabilidades, que aparecen aquí resumidas, muchas de ellas, como se puede ver, de forma paralela:

1970 – 2000. Laboró 30 años como Profesora en la Cátedra de Orientación del Departamento de Pedagogía de la Facultad de Humanidades.

1970 – 1984 – Trabajó 14 años de forma paralela como Coordinadora de la Cátedra de Psicopedagogía, esta última con carácter honorario, o sea, sin percibir un salario a cambio.

1973. Impartió clases en el Curso “Dinámica en la Enseñanza Universitaria”, obteniendo el reconocimiento de las autoridades de la UASD, quienes confirmaron que dicha participación había hecho posible el éxito del mencionado curso.

1972 – 1974. Participó como profesora en el 3er, 4to y 5to Curso de Perfeccionamiento para Profesores incorporados en el Plan de Reforma de la Educación Media, lo que le valió un reconocimiento directo en cada año de los Secretarios de la Secretaria de la Secretaría de Estado de Educación, Bellas Artes y Cultos.

1980 – 2000. Propuso la creación de una Pasantía para los estudiantes de la Carrera de Orientación que equivaliera a la Tesis de Grado. A partir de la aprobación se desempeñó como Coordinadora de las Pasantías de la Cátedra de Orientación del Departamento de Pedagogía, asesorando todos los informes finales de los pasantes durante todo el tiempo que estuvo frente a esta actividad.

1992 – Colaboró con el Rediseño Curricular de la carrera de Orientación y elaboró como coautora el marco teórico del plan de estudio que se impartiría.

1991 – 1994. Creadora y Coordinadora del primer Postgrado y luego de la Maestría de Orientación en la Formación de los Recursos Humanos para las Organizaciones, cuyo primer destino fueron los mismos profesores de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Curso que después rediseño como Orientación Ocupacional dirigido también a la formación de los recursos humanos de la propia Universidad. En dicha Maestría impartió la asignatura “Nuevas Corrientes Educativas y su base filosófica aplicada a la Orientación”.

Además formó parte de los jurados de múltiples concursos en las asignaturas de la especialidad de Orientación, desde los propios inicios de esta carrera y asesoró numerosas tesis de la Carrera de Orientación.

Participó como coautora del proyecto y del programa de la asignatura Orientación Académica e Institucional, dirigida a todos los estudiantes de nuevo ingreso en la UASD.

Universidad de la Tercera Edad (UTE)

Por los extensos y profundos conocimientos que tenía y el prestigio que acumuló como formadora en la República Dominicana, en el año 1991 fue invitada por la profesora Altagracia Núñez, Vicerrectora Académica de la Universidad de la Tercera Edad (UTE), para impartir clases en dicho centro docente.

Con más de 40 años de experiencia como profesora y 80 años de vida, por su inagotable capacidad de pionera, capaz de proponerse constantemente nuevas metas, la Dra. María Teresa se incorporó como alumna a la Universidad y pasó los dos cursos de Andragogía, para luego impartir clases en ese centro docente.

La Universidad de la Tercera Edad, recién abierta por aquellos años, se planteaba un nuevo reto para la experiencia docente del país. Dicho objetivo fue permitir y estimular que dominicanos adultos, en los inicios mayores de 40 años, pudiera cumplimentar sus objetivos de estudios a partir de un método de enseñanza flexible, adaptado a sus verdaderas posibilidades y potencialidades, donde las personas encontraran o reencontraran nuevos objetivos en la llamada tercera edad de la vida.

La idea se avenía a la vocación de educadora y orientadora, de servicio y la sólida definición humanista que siempre ha tenido la Dra. María Teresa, por lo que terminado los dos cursos de Andragogía se incorporó como profesora a la Universidad de la Tercera Edad.

Junto a su labor como profesora, propuso y creó el Departamento de Orientación en la Universidad, con el objetivo de propiciar un mayor acercamiento de los participantes. Integró desde el comienzo un grupo de trabajo que, partiendo de las experiencias personales de sus integrantes y las que ella misma tenía, crearon los llamados Talleres, como actividad extra clases. La idea consistió en implementar grupos de desarrollo para los alumnos participantes, donde a partir de dinámicas específicas vinculadas al desarrollo de la personalidad y la sociabilización entre grupos, cada alumno encontrara solución a los posibles problemas que como adultos pudieran tener, el primero de ellos, quizás el más importante, enfrentar a edades avanzadas un estudio universitario que exigía, por el método empleado, una gran concentración, definición de intereses y sobre todo gran sociabilización e interacción.

Con el tiempo paralelamente a su trabajo como profesora, coordinó la realización de dos postgrados sobre Orientación y diseñó la Maestría sobre estos estudios, que al final por razones ajenas a su voluntad, no se llegó a ejecutar.

En la actualidad se mantiene como Asesora para temas académicos y metodológicos y como integrante de la Comisión Disciplinaria de dicho centro de estudios.

Fundación Juan Bosh

Por su gran convicción y compromiso, en el año 1998, la Dra. María Teresa Quidiello participó junto a un grupo de hombres y mujeres dominicanos, presididos por el Profesor Juan Bosh, en la creación de la Fundación Juan Bosh, donde ha trabajado hasta nuestros días por preservar y proyectar los valores contenidos en la obra y el ejemplo de vida del Profesor Bosh.

Luego de la desaparición física del Profesor Bosh, la Dra. María Teresa formó parte activa de los cambios dentro de la Fundación para adaptarla a los nuevos tiempos y las nuevas necesidades de la República Dominicana.

Formó parte del grupo de personas, encabezado por su hermana Carmen Quidiello de Bosh, como Presidenta de la Fundación Juan Bosh, que logró el Convenio con la Secretaria de Educación para la edición del libro “Cuentos de Juan Bosh para fomentar el desarrollo de la conciencia moral y ética”, escrito por Ángel Villarini Jusino, Catedrático de la Facultad de Estudios Generales de la Universidad de Puerto Rico, Recito de Río Piedras; Profesor Honorario de la Universidad Autónoma de Santo Domingo en la República Dominicana y Presidente de la Organización para el Fomento del Desarrollo del Pensamiento Internacional.

La idea consistió en seleccionar un grupo de cuentos del Profesor Juan Bosh, a los que se les incorporó una metodología que enseñara cómo explicar cada cuento, lo que resulta novedoso y bien importante en estos momentos. El libro entonces, serviría como guía para que los profesores pudieran incorporarlo a sus clases y utilizarlo como material de estudio para desarrollar las ideas vinculadas a los valores, la moral, la ética y la propia historia del país.

La Dra. María Teresa como parte de la Fundación Juan Bosh, en la que hoy continúa manteniendo el cargo de Secretaria de su Junta Directiva, defendió la idea del libro en la Secretaría de Educación, que luego en 2005 quedaría aprobado para publicar y para ser utilizado en diferentes institutos del país.


Dra. María Teresa Quidiello Castillo. Profesora, Mujer Pionera, Visionaria y Gran Humanista. (primera parte)

Vivir 98 años es un mérito para cualquier ser humano. Si además, se llega a esa edad sano física y mentalmente, lo que le permite interactuar con todo lo que le rodea, interesarse, participar, aconsejar, y seguir sirviendo de referencia obligatoria para determinada área del conocimiento y actuación humana, el mérito se duplica, se triplica, etc.

Este es el caso de la Dra. María Teresa Quidiello Castillo quien hoy acumula 66 años de trabajo ininterrumpido como profesora y formadora de profesionales en Cuba, Puerto Rico y República Dominicana y paralelamente fundadora de Cátedras de Estudios y Carreras Universitarias, Asesora de Universidades y Asesora de Secretarias de Educación. Mujer pionera, visionaria, comprometida y gran humanista.

1.- Años de vida en Cuba.

María Teresa fue la segunda descendiente de la unión formada por Raimundo Quidiello Corujo, ciudadano español, oriundo de Asturias, que con poca instrucción académica, pero una gran inteligencia natural, se radicó en Cuba a finales del siglo XIX en busca de mejorías como tantos otros españoles, y Bárbara Castillo Duchesne, ciudadana cubana, nacida en la zona oriental del país, descendiente de una familia cubana, que identificada con las ideas patrióticas de la época dio varios de sus miembros a las luchas independentistas de finales del antepasado siglo.

La primera historia curiosa de María Teresa está vinculada a su fecha de nacimiento. Segunda hija de la familia Quidiello - Castillo, vio la luz el día 20 de noviembre de 1912, fecha en que su padre se encontraba en París sometiéndose a una intervención quirúrgica. Su madre trató de esperar el regreso de su esposo para inscribir a la recién nacida, pero viendo que se podría demorar más, resolvió hacerlo sola el día 9 de marzo de 1913, o sea, cuatro meses después de su verdadero nacimiento.

Dicho acto introdujo un error, muy común para la época en que ocurrió, lo que hizo que hasta el día de hoy, casi un siglo después, María Teresa acarree con dos fechas diferentes para celebrar el mismo hecho. La fecha en que fue inscrita, que fijó su nacimiento en marzo del 1913, por la cual ya cumplió 98 años y la que biológicamente tiene a partir de su real nacimiento en noviembre de 1912, por la que próximamente celebrará su cumpleaños número 99.

Por las propias características de sus padres, y esa intuición natural que tienen algunos seres humanos, muy rápido el matrimonio Quidiello – Castillo definió que todos sus hijos terminarían sus estudios, destinando para esto todo tipo de esfuerzos. Aspiración atípica para la Cuba de la época que contamos y poco común para descendientes femeninas, pues al ser mujer, María Teresa debería haber corrido el camino que otras tantas mujeres corrían: instrucción básica quizás, matrimonio, hijos, trabajos domésticos y dependencia total.

Sin embargo, por la fuerte convicción de que sus tres descendientes estudiarían, Bárbara, terminado los estudios básicos de sus hijos, se presentó en el Instituto de Segunda Enseñanza de Santiago de Cuba para matricularlos. Después de vencer la fuerte oposición del Director de dicha escuela, quien habiendo matriculado al hermano varón, aseguró, apelando a los estatutos, que en su escuela las mujeres no podían matricularse, sin poder demostrarlo oficialmente, logro que María Teresa y su hermana menor Carmen quedaran matriculadas y se incorporaran a los estudios. Este hecho, sin pretenderlo, desencadenó que otras muchachas, hasta ese momento también imposibilitadas solamente por un tema de sexo, pudieran matricularse en dicho Instituto.

María Teresa aprobó las pruebas de ingreso y comenzó directamente en segundo año, pero las condiciones políticas en la Cuba de aquella época se complicaron y el Instituto, como muchos otros, se vio obligado a cerrar sus puertas temporalmente.

La familia entonces decidió que sus tres hijos no pasarían ese tiempo sin estudiar, y después de hacer los arreglos pertinentes lograron que se trasladaran a Jamaica. La estadía se prolongó por dos años, tiempo en el que María Teresa obtuvo un título de Estudios de Secretariado en el Kingston Bussiness College en 1934.

De regreso a Cuba, se incorporó al Instituto de Segunda Enseñanza de Santiago de Cuba, donde continuó sus estudios, hasta que finalmente en el año 1936 se graduó de Bachiller en Letras.

Terminado el Bachillerato, la familia decidió trasladarse a La Habana. Para María Teresa el objetivo fundamental de esta acción era continuar sus estudios en la Universidad de La Habana, pero la situación nuevamente se tornó difícil y entonces tuvo que trabajar en una tienda para poder colaborar con la manutención de su familia, escogiendo este lugar pues le permitiría, tan pronto la situación del país mejorara, matricular en la universidad.

Luego de incorporarse a los estudios universitarios, en el año 1942 obtuvo el título de Licenciada en Pedagogía de la Universidad de La Habana y tras continuar estudiando sin detenerse, en 1943 obtuvo el título de Doctora en Pedagogía, otorgado por la misma Casa de Altos Estudios.

Graduada ya como pedagoga, su intención inmediata fue ejercer su especialidad. Las dificultades en Cuba eran enormes para conseguir un trabajo bueno y bien remunerado, no obstante ella decidió impartir clases a adultos en una escuela muy humilde. Para complementar su trabajo, se dedicó realizar investigaciones sociales en lugares nunca antes por ella visitados, como hogares de ancianos y casas de prostitutas, crudeza que le permitió ganar en conocimientos sobre la realidad aquellos años. Para poder relacionarse mejor, explicar y hacerse entender matriculó en 1950 y terminó en 1954 la Licenciatura en Trabajo Social.

Entre los años 1945 y 1958 se integró muy rápidamente a la enseñanza, asumiendo varias responsabilidades y realizando diversas tareas, siempre en el campo de la Educación, entre ellas, por sólo citar algunas: trabajó como maestra de inglés, maestra de adultos y como Directora del Departamento de Orientación del Politécnico “José Martí”.

En estos años fue donde la Dra. María Teresa conoció y decidió su rumbo profesional hacia la Orientación Educativa. Gracias a una lectura casual de un artículo en una revista, con el que quedó fascinada, aprendió y definió que a partir de esta especialidad podía ayudar a cientos de personas a encaminar su futuro y de esta forma evitar que se convirtieran en personas desorientadas y enfermas.

Trabajando ya en el Politécnico “José Martí” como Asesora en Orientación Educativa, logró una beca para estudiar y profundizar el tema en Estados Unidos. En el año 1957 se trasladó a la Universidad de Madison, Wisconsin, donde después de un año completo de estudio, en 1958 obtuvo el título de Postgrado sobre Orientación Educativa, siendo la única persona en Cuba que poseyó esta categoría académica en su época. Los estudios allí realizados, su intercambio directo y aprendizaje con algunas de las eminencias de la Orientación terminaron por consolidar su vocación de ayuda y asistencia a las personas.

Luego del triunfo de la Revolución Cubana en 1959, se integró al nuevo Ministerio de Educación que se estructuró y trabajó como Coordinadora del Primer Departamento de Orientación Vocacional por tres años consecutivos, encargándose de los 6 politécnicos que existían en Cuba en aquel entonces. A pesar de las fuertes exigencias en el plano laboral que significó todo el cambio en la educación cubana a partir de estos años, la Dra. María Teresa Quidiello empleó su tiempo en seguir estudiando y profundizando en determinadas áreas del conocimiento que pudieran afianzar su vocación de educadora y su intención de servir a los demás.

En el año 1960 obtuvo el título de Máster en Psicología en la Universidad Católica de Santo Tomás de Villanueva de La Habana, donde toda la enseñanza era en idioma inglés. En esta ocasión se le entregó el título de máster aclarando que solo faltaba la tesis para obtener el grado científico de Doctora en Psicología, pero los tiempos eran de muchos cambios en la Cuba revolucionaria y el colegio se vio obligado a no continuar con sus actividades. No obstante, este era el mayor grado académico en dicha especialidad, pues por aquellos años la carrera universitaria de Psicología no existía como estudio independiente tal como se conoce hoy en día, ni tan siquiera en la Universidad de La Habana.

A pesar de sus logros laborales en el área de Educación dentro del Ministerio de Educación de Cuba y las altas y nuevas responsabilidades que en este orden ejerció, por causas ajenas a la política e ideología, sencillamente respondiendo a un llamado de su hermana menor Carmen, quien radicada en República Dominicana vivía a plenitud toda la vorágine política y social de los años 60 a partir de su matrimonio con el profesor Juan Bosh, le pidió que viniera a ayudarla con su familia. En el año 1962, como respuesta comprometida, la Dra. María Teresa Quidiello Castillo, a pesar de lo que para ella significaba el trabajo que estaba realizando, decidió dejarlo todo y salir definitivamente de su país de origen y después de un agitado mes de vida en Jamaica, en julio de ese mismo año, se radicó definitivamente en Santo Domingo, República Dominicana.