3 - Además de educadora, mujer de gran visión y cultura humanista.
Son cientos los estudiantes y profesionales que han pasado por las manos de la Dra. María Teresa Quidiello, lo que le ha ganado un gran cariño, afecto y reconocimiento de todos ellos, lo que para un educador de su talla, se convierte en el mejor y más preciado reconocimiento.
Muchas son las muestras de reconocimiento y agradecimiento que recibe todos los días de aquellas personas que consideran que ella, su ejemplo y sobre todo su empuje, les ayudó a salvar y encaminar sus vidas.
Esta labor, diríamos esperada de un verdadero educador, tiene detrás, como base o sustento, algo más extraordinario, pues llega a desbordarse de la labor en aulas y recintos académicos. En determinados momentos de su sencilla vida, como respaldo honesto a esa vocación de formar, servir, orientar, y un alto concepto de su visión humanista como primer objetivo de la vida, ha acogido en su propia casa a más de diez mujeres jóvenes que, provenientes del campo y de familia de bajos recursos económicos, han llegado a la Capital del país en busca de mejorías.
La Dra. María Teresa entonces, no solo les ha dado abrigo y protección desde todos los puntos de vista, sino que sin conformarse con esto, ha impulsado, orientado y respaldado en cada uno de los casos, la posibilidad de que esas jóvenes no se conformen sólo con existir, sino que las ha orientado y conducido hasta que cada una de ellas ha completado sus estudios hasta terminar una carrera universitaria, postgrados e incluso maestrías en el área de Educación, bajo su constante exigencia y tutela.
Quizás todavía resulte relativamente fácil hoy, encontrar una persona que apenas conociendo a otra, la lleve para su casa, le de abrigo, protección y trabajo, pero la realidad de que una persona reciba a otra que viene con grandes debilidades y carencias, incluyendo las que generan la falta de estudios y que sin mediar interés alguno estimule y la convierta en una graduada universitaria, capaz de continuar estudios de postgrados, es sólo obra de pocos y a su vez grandes seres humanos.
El ejemplo más llamativo quizás de todos es el caso de Mercedes Alcántara. A finales de la década de los 80, Mercedes, con 16 años y 3er grado de Primaria, llegó a la casa de la Dra. María Teresa a trabajar como doméstica, recomendada por un familiar. La idea como tantas otras era brindarle a esta muchacha trabajo y abrigo. Mercedes procedente de un campo de Barahona y con 11 hermanos, demostró muy rápido su inteligencia y habilidad, y sobre todo sus deseos de estudiar.
Estas características lograron que la Dra. María Teresa decidiera apoyarla para que luego de que terminara su trabajo, continuara sus estudios. La muchacha terminó la enseñanza primaria en tiempo record y la Dra. María Teresa le propuso que dejara de trabajar en su casa y que ella la apoyaría económicamente para que pudiera continuar sus estudios de magisterio en una escuela a tiempo completo. Preparación que terminó y le permitió comenzar a trabajar como maestra en dos lugares diferentes.
Con el tiempo y la ayuda de su familia, Mercedes montó una pequeña escuela, primero con 5 niños, matricula que muy rápido creció debido a la calidad de la enseñanza. Hoy Mercedes tiene un gran colegio, más amplio y con una gran matrícula de niños en la zona oriental, al que como reconocimiento a esa mujer que la ayudó a superarse en la vida, le puso por nombre María Teresa Quidiello.
La Dra. María Teresa nunca se ha conformado con sólo predicar teóricamente, sino que, con una sencillez y modestia difícil de mantener para una persona que ha alcanzado los resultados y reconocimientos que ella acumula, ha implementado y ejecutado en su vida, lo que de ella emana tan pronto se le conoce, un alto sentido de los valores, una sólida concepción ética de la vida y una enorme vocación desinteresada por servir. Hechos que por sí solos la diferencian y ella deja como su gran legado a todos aquellos que la han conocido.
Si se quiere ser un mejor ciudadano dominicano o de cualquier lugar del mundo, no es necesario leer y estudiar a la Dra. María Teresa Quidiello, esto se logra sencillamente imitándola.
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