Bueno, entonces con todo este ambiente, llegó el esperado
domingo 20 de mayo de 2012. Es válido decir que los dominicanos de todas las
clases y estratos sociales, empresarios, estudiantes, militares, pobres y
ricos, medios pobres y medios ricos, sentían miedo. Se respiraba cierta
preocupación como la que no se había vivido nunca anteriormente, al menos en mis
cuatro años aquí.
La justificación era hasta cierto punto entendible. El
PRD venía dispuesto a ganar, en realidad ya se habían decretado ganadores antes
de que comenzaran las elecciones y de no ocurrir esto en las urnas, amenazaron
con que ardería Troya, en realidad República Dominicana, lo de Troya es
demasiada aspiración.
Como dije anteriormente los perredeístas son una masa fuerte
y sobre todo muy perredeístas, o sea, la mayoría está asistida por un amor furioso
a su partido, sentimiento que frisa en fanatismo irracional.
Los perredeístas, dirigidos por algunos de sus
principales líderes, casi públicamente, habían amenazado con que habría problemas
si existía alguna irregularidad, obviamente que no hicieran ellos. Llamarían al
país a huelga, tratando de paralizar sectores claves como el transporte,
asaltarían la Junta Central Electoral, escuché a algunos decir que prenderían
candela por las cuatro esquinas a Santo Domingo y creo que saldrían a la calle,
armados hasta los dientes, para cazar peledeístas.
Así, mis clases del lunes después de elecciones, se
programaron suspendidas, porque los alumnos tenían miedo a que la calle se pusiera mala si los perredeístas perdían. Aquello
me pareció más que todo una histeria colectiva, pero …, suspendidas las clases.
El domingo de elecciones amaneció tranquilo. La gente fue
a votar sin mayores problemas, dando quizás como nunca antes, una lección de
democracia organizada. ¿Existieron problemas? Sí, claro, algunos, pero para
nada grandes. Un civil armado por aquí, otro por allá, una jeepeta negra que
pasó y tiró tiros a un local determinado, creo que algunos pocos heridos, algún
que otro colegio que demoró en abrir y la gente movilizada desde temprano se
cansaba esperando, jeepetas ocupadas con armamento, pero en realidad nada grave.
El problema más que todo fue de los dirigentes de los
partidos y sobre todo de los dirigentes del PRD. Como es costumbre, las
elecciones presidenciales aquí, son observadas por muchas personas. Son tantas
las historias de fraudes y la poca confianza que los partidos, los políticos y
el gobierno de turno se tienen entre ellos, que cada día existen más
observadores internacionales y nacionales en cada uno de los colegios y en la
Junta Central Electoral para tratar de garantizar que no existan problemas. Llegarán
a ser más observadores que electores. Como figuras vitales en la tarea de observar,
están los representantes de cada uno de los partidos y candidatos, cuya misión
más trascendental es llevar la cuenta “a boca de urna” de los votos de su
candidato. Estas figuras, no sé por qué, se consideran ellas mismas más
importantes que las propias elecciones. Y en muchas ocasiones es de ellas
mismas de donde parte el problema.
Tensión todo el día. La TV, montada en vivo para seguir y transmitir el
evento, se encargó de ir dando informaciones oficiales y lamentablemente
oficiosas que delataban los problemas, dándole a algunos de ellos una enorme
magnitud, lo que lograba mayor tensión.
En medio de las elecciones, para agregar algún condimento
que calentó aún más el proceso, muy temprano, un coterráneo nuestro, el
periodista Roberto Cavada, ¿lo recuerdan como alguien importante, polémico,
contrastante en la TV cubana?, de seguro no, permitió en su espacio televisivo que
líderes perredeístas anunciaran públicamente que habían ganado las elecciones,
lo que ocasionó euforia en la masa perredeísta. Cavada, que como saben, en el
país de los ciegos el tuerto es rey, ha pasado de manso en Cuba a contestatario
en RD y apoya abiertamente a Hipólito y por ende al PRD, se hizo eco de la
noticia y provocó que el Presidente de la Junta, se vistiera de macho y mandara
a cerrar el canal 11 por violar las leyes dominicanas. Cierre custodiado por
miembros del ejército, como por si las moscas. Lo que ocasionó entonces una
enorme furia entre la masa perredeísta, no porque le importe mucho Cavada y el
Canal 11, sino porque cualquier cosa es buena para formar líos el día de las
elecciones y entonces se escucharon frases de violación de los derechos
civiles, ataque a la libertad de expresión, atentado a los perredeístas, etc.
El ambiente más caliente.
Los colegios como estaba establecido cerraron a las 6:00
pm y a las 7:30 pm se emitió el Boletín # 1 con los primeros resultados. El por
ciento de boletas contadas en ese entonces era muy pequeño, pero al dar por
encima al candidato del PLD, Danilo Medina, el representante de Hipólito Mejía
ante la Junta, comenzó lo que parece más que todo su actuación por un premio en
las elecciones. El Sr., me ahorro el nombre porque para nada es importante en
esta historia, comenzó a decir que los datos de la Junta eran falsos, que no
coincidían con los datos que tenía el Centro de Cómputo de su Partido. Como
leen, cada partido tiene su propio centro de cómputo para sacar sus cuentas y
entonces cada partido quiere que los datos que funcionen sean los suyos,
independientemente de que el único órgano decretado para procesar información y
dar los resultados oficiales es la Junta Central Electoral.
A partir de este hecho, durante todo el tiempo que pasó,
el discurso del PRD fue el mismo, los datos no coinciden con los de nuestro
Centro de Computo, estas elecciones son un fraude, nos están robando las
elecciones, pero en ningún momento pudieron, a pesar de la insistencia de los
periodistas sobre este tema, demostrar cuáles eran los datos que ellos tenían,
y cómo es que les estaban robando las elecciones. El Sr. decía que el Centro de
Cómputo tenía la información y el Jefe del Centro de Cómputo decía que había
que esperar a que hablara el candidato del Partido. Todo el tiempo en ese teje
y maneje.
El día fue entretenido. Para mí los perredeístas sabían
que habían perdido las elecciones desde mucho antes que comenzaran las
votaciones, pero tenían que formar el show para justificar todo lo que hay que
justificar después de meses de campaña y cifras millonarias invertidas en esto.
La mayor acusación fue que el PLD compró cédulas para
evitar votos a favor del PRD. A partir de las informaciones emitidas por observadores
independientes, como Participación Ciudadana, parece ser cierto, el PLD compró
cédulas, pero lo más jodido es que, a partir de esos mismos observadores
independientes, el PRD también compró cédulas, así que si de algo se puede
acusar a los peledeístas es de que compraron más cédulas, fueron más hábiles y
tenían más dinero.
El mecanismo de compra de cédulas es
algo tradicional en la cultura política dominicana. Alrededor de los colegios electorales,
cada Partido alquila casas, este año como algo moderno montaron carpas, para
capturar a las personas y comprarles su voto. Las calles entonces se llenan de
“delincuentes” o al menos eso parecen, que se autodenominan activistas, dedicados
según ellos, a “orientar a las personas”. Vi a algunos de esos “activistas” y
les costaba trabajo articular dos palabras juntas, por lo que creo que estaban
incapacitados para orientar a alguien, pero estas figuras, las casas y carpas
alquiladas son parte del folclor político o de la política folclórica
dominicana y no hay nada que hacer. Sólo escuchar quejarse a los perdedores y las
promesas de que para las próximas elecciones eso no se podrá hacer.
Al final los boletines se fueron
sucediendo con el paso de la noche y en todos, el PLD y sus aliados eran
ganadores, tal como se veía venir. Durante todo este tiempo el ambiente se fue
enrareciendo y la gente de pueblo mostraba su preocupación, porque los
perredeístas ahora más convencidos de que perdían, pero negados a reconocer tal
perogrullada, comenzaron a patalear con la idea de que les habían robado las
elecciones. Justificación absurda, pues a pesar de la compra de cédulas, la pérdida
era más que evidente. Las caras y los discursos de las principales figuras del
perredeísmo se fueron poniendo agresivos e incluso amenazantes, lo que hizo que
el temor en la población aumentara.
Danilo Medina ganó por más del 51%
de los votos, a más del 4% de su adversario más cercano, lo que prorroga la permanencia del PLD por otros 4 años en el
gobierno. Calculando y todo la compra de cédulas, y algún que otro muerto que
pudo votar, la ventaja era abrumadora, por lo que el PRD jamás hubiera ganado. Los perredeístas se negaron a reconocer la victoria y amenazaron más
fuertemente, lo que hizo que el gobierno mantuviera acuartelado con máxima
alerta al ejército y a la policía, por si era necesario intervenir con urgencia
para evitar males mayores.
Mis clases del lunes siguiente a las
elecciones habían sido suspendidas programadamente, pero el martes me incorporé
a trabajar y para mi asombro la histeria colectiva seguía. Mis alumnos,
diferentes a los del lunes, no lograban
concentrarse debido a los rumores de que los perredeístas, todavía pataleando,
la iban a formar. Habría parálisis total del transporte, algunos grupos
armados, con las nada impresionantes armas de combate, etc. Trate de trabajar,
pero, conclusión, clases suspendidas
nuevamente. Cada uno para su casa. Algunos a rezar, otros a esperar
tranquilamente acompañados de una cerveza fría, otros a incorporarse a disfrutar
los líos que se anunciaban. Esa es la verdadera democracia que tenemos.
Caminé desde la universidad hasta mi
casa, una experiencia así no podía perdérmela. Eran las 8:00 pm y para mi
asombro en los más de 7 kilómetros que recorrí, no había ningún problema. Solo
un apagón, que imagino que fuera por pura coincidencia. Entonces, me quedé con
las ganas. Tal fue mí decepción que pasé por una heladería y compré helado, cosa
que nunca hago, para llevar a mi casa y compartir con los míos. Bajo apagón el
helado suele saber más rico, da sensación de capitalismo.
Al final, como decimos en Cuba, más
rollo que película. El candidato del PRD, Hipólito Mejía, en una actuación que
bien vale la pena reconocerle, salió y sin aceptar explícitamente que había
perdido, se proclamó el líder de la oposición para los próximos cuatro años, lo
que creó un problema con el Presidente de su Partido que ahora mismo estamos
viviendo, y llamó a las masas a la mantener la paz y a trabajar para el futuro.
De esta forma calmó los ánimos, o al menos neutralizó a los miembros furiosos
de su partido y evitó lo que se preveía como un mal mayor. Entonces no pasó más
nada. Cada cual a lo suyo, como dice Serrat, en su canción Fiesta:
Y con la resaca a cuestas
vuelve el pobre a su pobreza,
vuelve el rico a su riqueza
y el señor cura a sus misas.
Se despertó el bien y el mal,
la zorra pobre al portal,
la zorra rica al rosal
y el avaro a las divisas.
El PLD volvió a ganar, y lo más
triste es que volverá a ganar en las elecciones del 2016, si el PRD, pues no
existe otro partido que tenga fuerza para oponerse, no cambia su estrategia
política, o mejor no construye una nueva estrategia política. El PLD se prorrogará
en el poder hasta que se aburra. Los peledeístas se sucederán unos a otros y
eso, creo que aunque conveniente por ahora, tampoco es bueno. Tampoco es bueno
para …, la democracia.
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