sábado, 1 de octubre de 2011

STING Y YO

Desde muy pequeño soy amante de la música norteamericana e inglesa. Recuerdo que con más menos 10 años, algunos niños de mi cuadra en Víbora Park, el Ruso, Piki, Guagüito y yo entre otros, nos reuníamos a cantar y tocar, imitando los instrumentos musicales con la boca, las canciones de los grupos de rock que estaban de moda por aquellos años, Aguas Claras, Led Zeppelin, Deep Purple, Bad Company, Black Sabbath, etc.

Así crecí, desarrollando un gusto que mantengo hasta hoy, que me ha llevado a escuchar muchos discos y a leer mucha información para mantenerme actualizado no sólo en lo que hacen los diferentes grupos, sino un poco también en los chismes que hay detrás de ellos, lo que le da cierto halo interesante al tema.

De ahí heredé mi pasión por Deep Purple y su guitarrista Ritchie Blackmore y su super cantante Ian Guillan, hasta que con el paso de los años apareció en mi vida Journey y su super súper cantante Steve Perry, “La Voz”, quien todavía me acompaña en mis días buenos y malos.

Entonces me hice grande aspirando a salir de Cuba y entre mis aspiraciones estaba la de poder ver en vivo a muchos de mis grupos preferidos y sobre todo tener la experiencia de participar en uno de esos conciertos grandes con miles de personas, que tantas y tantas veces he visto a través de la TV.

Y estoy aquí en República Dominicana, país que, a pesar de lo pequeño que es y el difícil momento económico que vive, se dedica a traer muchos artistas, cantantes y espectáculos internacionales, tantos que no hay mes que no haya uno como mínimo, incluso meses de varios casi a la misma vez.

Pudiera parecer increíble para los que no viven aquí, pero en realidad asombra la cantidad de músicos, cantantes y espectáculos de todo tipo que han pasado por aquí, conociendo que ellos están montados para un por ciento minoritario de la población, que es obviamente la que puede disfrutarlo.

Entonces, después de ver en las carteleras culturales y los poster en las calles a varias figuras, este mes de septiembre de 2011 le tocó pasar por aquí a Gordon Matthew Thomas Sumner, más conocido como Sting, (Aguijón), sobrenombre que viene de su juventud cuando jugó fútbol, bajista, cantante y alma del grupo musical The Police, poseedor entre otras premiaciones, de más de 16 premios Grammy y vendedor de más de 100 millones de discos y hasta donde puedo conocer hombre sencillo, comprometido con determinadas causas sociales de su mundo circundante.

Al ver a Sting todos los días en los posters de la calle, no pude evitar hacer planes, quizás tratando de violentar la realidad más real, basándome más en el deseo. El concierto estuvo programado para realizarse en la Villa de Altos de Chavón, imitación de una villa mediterránea del siglo XVI, que Charles Bludhorn, presidente de Golf & Western Corporation tuvo la idea de construir a orillas del río Chavón, para regalársela a su hija por sus 15 años, uno de los lugares más lindos que puede verse en República Dominicana, ubicada a 110 kilómetros de Santo Domingo.

El anfiteatro de Altos de Chavón cuenta con 5000 asientos y ha sido escenario de otros artistas y grupos de rock muy importantes, entre ellos: Frank Sinatra, Carlos Santana, Heart, America, Michel Camilo, Spiro Gyra, Duran Duran, Bryan Adams y ahora por segunda vez, Sting.

La lejanía del lugar y lo complicado de salir de regreso de allí hasta Santo Domingo tarde en la noche o ya en la madrugada y el costo de las entradas, 2000, 5000 y 10 000 pesos dominicanos, hicieron que no pudiera verlo y tuviera que conformarme, una vez más, con leer los periódicos y escuchar los cuentos de los que sí pudieron ir.

En uno de los periódicos que circulan en la ciudad, la crítica fue más que favorable. No es para menos. En un reportaje titulado Sting, el Englishman en Chavón, parafraseando su muy conocida canción An Englishman en New York, reconocen que el anfiteatro estuvo lleno total sin un huequito vacío y Sting con esa sencillez que lo caracteriza, tal como si saliera de compras a decir del reportero, canto y canto 16 temas, dejando que fueran sus interpretaciones las que hablaran por sí mismas.

En fin, tendré que seguir esperando. Quizás Sting mismo, se anime otra vez y ya calvo totalmente y ayudado por un bastón vuelva a Santo Domingo a cantar como obra de caridad en un hogar de ancianos donde me encuentre. JAJAJAJAJA. De seguro me levantaré de la cama y lo iré a ver. Esa será mi oportunidad.

La idea de Sting muy cerca de mí, me ha hecho retomar los videos. He vuelto a ver por no sé cuál vez, el genial concierto semi acústico All This Time, que dio para 200 personas amigas en su casa de La Toscana, Italia, el 11 de septiembre de 2001, donde interpretó de forma magistral, con marcados arreglos jazzísticos, muchas de las canciones de su época con The Police y otras de su carrera en solitario y el concierto bien diferente que ofreció en Berlín, Alemania, acompañado por The Royal Philharmonic Concert Orchestra en el 2010. Dos verdaderas joyas, muy diferentes entre ellas, que demuestran la genialidad de Sting.

Aquí les dejo la referencia y les aconsejo no perdérselos.

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