domingo, 8 de enero de 2012

¿Y ..., a dónde va el pueblo?

He estado retirado de las teclas desde hace algunas semanas, por razones de “fuerza mayor” como dicen los abogados, algunas de ellas luego las contaré. Ahora no quiero dejar pasar este momento para hablar sobre algo que mi amigo Miguel Ángel, Tío Migue, me ha enviado desde Miami.

No recuerdo haber visto este texto antes, no había nacido cuando se hizo público en un discurso en 1960, y los que me conocen saben que no he sido un estudioso de este tipo de texto. Pero doy por sentado que es cierto, como son ciertos otros tantos, y al leerlo, no se si llorar a “moco tendido” como decimos en Cuba o reír a carcajadas por lo ingenioso del gran fraude.

Para los cubanos que lo lean, es hasta cierto punto fácil identificar al autor, sólo les adelantaré que ha sido el autor de casi todo en estos últimos años. JAJAJAJAJAJA.

Resulta increíble, aunque en realidad es bien creíble teniendo en cuenta la inteligencia gastada para el mal, la manipulación desde el primer momento con esas ideas que pudieran convencer y enamorar y que de hecho convencieron y enamoraron a muchas, muchas personas.

Al leer lo de “Precisamente la tragedia de nuestro pueblo ha sido no tener patria. Y la mejor prueba, la mejor prueba de que no tenemos patria es que decenas de miles y miles de hijos de esta tierra se van de Cuba para otro país para poder vivir, pero no tienen patria. Y no se van todos los que quieren, sino los pocos que pueden” y más que leer, al reconocerme dentro de este grupo pero medio siglo después de pronunciadas estas palabras, no puedo dejar de sentir ganas de ir a Cuba, buscar al autor de estas palabras y ¤Җئث§њюф.

Nadie mejor para entender este fragmento de discurso que aquellas personas que con diferentes explicaciones, pero casi siempre la misma causa, hemos tenido que salir de nuestro país con destino a cualquier lugar del mundo, para probar vida y con ello poder vivir. Poder vivir, ideal aspiración humana, casi imposible de conseguir en Cuba si no te sumas a la política o a la delincuencia, o a ambas cosas. Poco ha cambiado la situación después de que este discurso aparentemente aleccionador se pronunciara. En realidad luego que se dictó, las personas que salieron y no regresaron, las que murieron en suelo extraño, las que no han podido salir aún, las que viven inconformes o no viven, lejos de disminuir han crecido exponencialmente. Y lo más preocupante es que crecerá y crecerá, porque hoy los que quedan allí tampoco tienen patria, basándonos en la definición que da el mismo discurso.

Lo de no instaurar una “monarquía absoluta” y lo de “el día que el pueblo nos ponga mala cara, nada más nos ponga mala cara, nos vamos” podría tomarse como una burla si no fuera por el significado desgarrador que ha tenido para los cubanos durante estos últimos 50 años.

Y entonces recuerdo un chiste que ilustra muy bien las verdaderas intenciones de ese grupo de personas que a golpe de frases conmovedoras no sólo se apoderaron de un gobierno para la eternidad, sino que terminaron apoderándose de una patria entera, dejando a los cubanos sin ella también en este último período. Ni el famoso ilusionista de origen hebreo David Copperfield, capaz de hacer trucos donde desaparece la Estatua de la Libertad y atraviesa la Gran Muralla China, lo hubiera hecho mejor.

Un día el Presidente de Cuba muy enfermo, desde su lecho de muerte todavía daba instrucciones a sus subordinados, los cuales se apuraban en entender porque suponían que su desaparición física era inminente.

Su hermano, asumiendo también que le quedaba muy poco de vida, entró en la habitación, y muy compungido le dijo:

_ “Hermano, el pueblo está concentrado en la calle frente a la casa. El pueblo ha venido a despedirse”.

A lo que el Presidente, casi sin poder hablar, más muerto que vivo, se incorporó y respondió con una de sus “geniales” preguntas:

_ ¿Y …, a dónde va el pueblo?

Les dejo entonces con lo que Tío Migue me envió. Gracias Tío Migue. Ya sabes, lo que no te mata te hace fuerte. Los cubanos que lean podrán muy rápido, por el estilo, adivinar el autor. Sólo es una cuestión de estilo. Y les adelanto, que de seguro sentirán deseos de ¤Җئث§њюф.

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“Es para nosotros un motivo de orgullo tener delante un camión lleno de periodistas cubanos y extranjeros. Bien merecen los periodistas la oportunidad de trabajar, el periodista trabaja para el pueblo, el periodista informa al pueblo. El pueblo sólo necesita que le informen los hechos, las conclusiones las saca él. Por algo las dictaduras no quieren libertad de prensa.

Sabe todo el mundo que mientras quede un revolucionario en pie habrá libertad de prensa en Cuba. Quien dice libertad de prensa, dice libertad de reunión, dice libertad de elegir sus propios gobernantes libremente.

Cuando un gobernante actúa honradamente, cuando un gobernante está inspirado en buenas intenciones, no tiene por qué temer a ninguna libertad. Yo estoy seguro que los cubanos no se conforman simplemente con ser libres en su patria. Yo estoy seguro que los cubanos quieren además disfrutar de su patria. ¿Cómo vamos a decir: esta es nuestra patria, si de la patria no tenemos nada? Mi patria, pero mi patria no me da nada, en mi patria me muero de hambre. ¡Eso no es patria! Será patria para unos cuantos, pero no será patria para el pueblo. Precisamente la tragedia de nuestro pueblo ha sido no tener patria. Y la mejor prueba, la mejor prueba de que no tenemos patria es que decenas de miles y miles de hijos de esta tierra se van de Cuba para otro país para poder vivir, pero no tienen patria. Y no se van todos los que quieren, sino los pocos que pueden. Y eso es verdad y ustedes lo saben. Hay que arreglar la república. Aquí algo anda mal. Nosotros le pediremos la ayuda al pueblo. Libertades no sacrificaremos. ¿Suspender el derecho de huelga? ¡No! ¿Suspender la libertad de prensa? ¡No! ¿Suspender la libertad de reunión? ¡No! ¿Suspender la libertad de manifestación? ¡No! Y desde luego, esta historia de revolucionarios que, a pesar de haber hecho cosas buenas en su vida, hacen después grandes barbaridades al final de su vida, no es nueva.

Y las cosas que los hombres cuando degeneran son capaces de hacer las hemos visto dolorosamente en días pasados. Y son en parte consecuencias de haber confundido el marxismo leninismo con el fascismo, con el absolutismo; son las consecuencias de haber introducido en las revoluciones socialistas contemporáneas el estilo de las monarquías absolutas.

Esta revolución es afortunadamente una revolución de hombres jóvenes. Y hacemos votos porque sea siempre una revolución de hombres jóvenes; hacemos votos para que todos los revolucionarios, en la medida que nos vayamos poniendo biológicamente viejos, seamos capaces de comprender que nos estamos volviendo biológica y lamentablemente viejos; hacemos votos para que jamás esos métodos de monarquías absolutas se implanten en nuestro país. Nosotros jamás necesitaremos de la fuerza, porque tenemos el pueblo, y además porque el día que el pueblo nos ponga mala cara, nada más nos ponga mala cara, nos vamos. Personalmente puedo añadirles que el poder no me interesa, ni pienso ocuparlo, velaré solo porque no se frustre el sacrificio de tantos compatriotas, sea cual fuere mi destino posterior. Espero que estas honradas razones que con todo respeto a su dignidad les expongo las comprendan. Tengan la seguridad de que no están tratando con un ambicioso ni con un insolente''.


1 comentario:

  1. Discurso pronunciado el 4 de enero de 1959 en la plaza de la ciudad de camaguey, para las generaciones a partir del 60, buen material de estudio......

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