lunes, 9 de abril de 2012

DAR CONSEJOS


Sabiduría al Minuto
"¡Si la gente no te pide consejos, ¡es porque no los quiereeeeee!" 
Andrew Matthews.

Ayer en la tarde, me propuse dar por cerrada la jornada de Semana Santa, que lo mejor que tiene es que hasta los públicamente no creyentes, disfrutamos de sus beneficios. JAJAJAJAJ. En realidad, me sigue llamando la atención, por decirlo de alguna forma, que la Iglesia sigue insistiendo en que sea un evento para la reflexión, el auto análisis, y la tranquilidad para meditar y la mayoría de los mortales aquí, fervorosa y devotamente autoproclamados religiosos, esperan la fecha con muchos planes de “fiesta y pachanga”. Hoteles, playas, campos y alcohol, mucho alcohol. En fin, cada cual dentro de su rol, hace su parte.


Los amigos citados en el lindo parque de la Avenida Anacaona, primero pocos y luego casi los tantos de siempre, donde también hubo su poquito de alcohol, lo que da la idea de que sin este componente no hay Semana Santa, JAJAJAJAJAJA, comenzamos a “filosofar” sobre la vida y entonces me comprometí a escribir sobre este tema, que es uno de los temas que más sufro diariamente.

Dar consejos y adelantar experiencias, tarea noble y bien intencionada. Tan vieja como el mismo hombre, de ahí la rápida aparición de los venerados ancianos y brujos de las primeras tribus, se convierte en un gran problema para aquellas personas que, sin ser venerados ancianos aún y menos brujos, disfrutamos haciéndolo.

La idea, a mi parecer, parte en la mayoría de los casos del cariño, del respeto, de la estima que se tiene por otra persona y sobre todo de la capacidad de haber vivido, experimentado, tropezado y vuelto a tropezar, pues la famosa experiencia es más que todo la suma de los fracasos. Entonces, ¿cómo es que un acto que pudiera catalogarse de enormemente humano, termina muchas veces echándolo todo a perder?

La respuesta parece resultar hasta cierto punto fácil dentro de lo difícil que es de entender. Las personas no quieren escuchar consejos. Más aún, las personas no quieren escuchar la verdad, sino que se encierran en su verdad y nada más que su verdad.

Veamos un ejemplo:
Una persona amiga viene a hablarte de un problema que tiene y no sabe o puede resolver. Te dispones a atender, escuchas pacientemente y cuando la haces reflexionar sobre determinado punto, se incomoda, se pone nerviosa, contradice lo que dices, argumenta y argumenta para mantener su punto de vista. En fin, lo que comenzó como un proceso para mejorar, la mitad de las veces termina creando lamentables desencuentros.  Recuerdo que un día, no hace mucho, una gran amiga me dijo, “es verdad, tienes razón, no me gusta escuchar la verdad”.
 
La personas, muchas veces estresadas, sólo quiere descargar, pero para nada le interesa llegar a la verdad y mucho menos tomar acciones para revertir la realidad. Es sencillamente un acto de  descompresión, pasado el momento, las personas volvemos a la misma miseria, no precisamente económica, que nos trajo a la conversación, pues esto nos da posibilidad de quejarnos mañana.

En realidad, mi verdad no sería la verdad absoluta, creo que esto es difícil cuando se sale de un laboratorio, pero al menos es otra verdad, otra forma de ver, de percibir, otro análisis. Idea que muchas veces queda mejor después del intercambio. Normita ni idea tienes de cuánto te extraño en esa capacidad para llegar hasta el fondo de las cosas, no importa la magnitud o el daño que esto cause.
  
El problema me parece más profundo. Las personas hoy no queremos pensar y entonces, ¿a quién se le puede ocurrir que se pretenda analizar un determinado hecho o actuación hasta lo más profundo de sus consecuencias?, ¿para qué sirve esto? Es paradójico, muchas veces mientras más nivel cultural y profesional, menos capacidad o interés de pensamiento, menos interés para buscar la verdad. Mientras más de académico, menos del famoso emocional. Las personas nos refugiamos en nuestros argumentos y no queremos escuchar más nada. Lamentablemente poco hemos aprendido del romano Séneca con aquello de que “la vida que no se piensa, no vale la pena ser vivida”.

De ahí lo complicado de dar consejos. Es cierto es una acción humanamente sana, que debería ser reconocida y sobre todo agradecida, pero como de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno, termina por convertirse en problemática.

Es algo que estoy todavía a mi edad aprendiendo. Me cuesta trabajo, pero lo tendré que lograr antes de desaparecer. La idea es escuchar y escuchar y hasta que la otra persona no pida por escrito y oficialmente el consejo, no emitir criterios. Y así y todo ser bien cauto.

Tengo entonces que disculparme con mi familia y amigos, a los que tanto y tantas veces he podido llegara a torturar con ideas nuevas, voluntarias y nobles, pero empedradoras de caminos que no se quieren transitar.

Dos recomendaciones.

Lean a Séneca, podrían sus ideas, a pesar de tener más de veinte siglos, sernos útiles para enfrentar la vida hoy. Nunca es tarde para comenzar.

¿Quieren un consejo sano? No te piden casi oficialmente un consejo, ahórratelo. A muchas personas no les interesa escuchar sobre la vida que llevan, menos cambiarla. Yo estoy practicándolo.

1 comentario:

  1. el que tengamos un cierto nivel académico, hayamos leído 25000 libros ,eso no nos hace inteligentes
    Hay mucha ignorancia,hay mucho deseo de disfrutar el "pobre de mi" ,eso esta a la vanguardia.Si,es verdad, hay personas que solo desean ser escuchadas dicen que quieren un consejo ,pero realmente lo único de desean es descargar su energía , están entrenadas para en vez de DAR ,ellos , ABSORBEN (TE ABSORBEN) debes tener claro,si es realmente necesario depositar tu buena energía en un "vaso que esta boca abajo" en vez de estar dispuesto a que se lo llenen.Tu motivación es magnifica, pero debes ser aun mas inteligente ,no desperdicies tu tiempo.Observa, y mira es realmente necesario poner tu energía ,tu tiempo,tu neuronas? Has chocado con la misma piedra dos veces?
    Si no nos damos cuenta de que somos responsables de nuestros problemas ,jamas podremos salir de ellos.
    No es nada personal,es solo que los hábitos que tenemos son mas fuertes que nuestro entendimiento.
    En fin ,si tu motivación es buena ,sigue ayudando a otros - a otros seres inteligentes-.Los que saben que están buscando,o mas bien los que tu sabes que están buscando y si estas dispuesto a darlo.

    ResponderEliminar