lunes, 2 de abril de 2012

SERÉ ABUELO

Tengo 49 años recién cumplidos y ayer muy tarde en la noche me enteré, aspiro que haya sido la tercera persona en enterarse, JAJAJAJAJA, que dentro de 9 meses, más o menos, seré abuelo por primera vez.
Esto provocó una mezcla de sentimientos encontrados, o sea, unos que vienen desde la derecha  a alta velocidad y otros que vienen exactamente del lugar opuesto a la misma velocidad, pues a pesar de que la noticia es muy buena, la residencia de mi hija  Jennifer en Texas, USA, lo complica todo de momento. Ya saben, la separación nos pasa su factura.
Entre medias risas y medio llanto de todos los integrantes de mi familia en RD, frente a un teléfono como si tratáramos de ver a través del plástico del aparato, nos empeñábamos en comprender la noticia, que por más que humana y acostumbrada, no deja de ser impactante cuando uno está involucrado directamente. Comprender, más allá de la unión de un espermatozoide con un óvulo, obviamente.
Ser padre es para mí una categoría ya vieja. Llevo muchos años en esta maniobra, en la que he tratado de enseñar y como es más que sabido, he aprendido mucho. Pensar en ser abuelo y adaptarme a la idea es bien nuevo.
Crecí con mis dos abuelas. Ellas se llevaban públicamente bien, pues vivían separadas por una placa en nuestra casa de dos plantas, lo que hizo que el recuerdo que tengo de esa categoría de familia es muy agradable. Todo, sin importar la magnitud del problema, se resolvía subiendo o bajando una escalera. No se cómo hubiera sido tener dos abuelas en un mismo espacio físico, porque la coexistencia pacífica de dos abuelas, relacionadas con los mismos temas todo el tiempo, hubiese sido quizás problemático, vale la pena decir que éramos tres hermanos y dos primos.
Mi abuelo paterno casi no existió, más allá de algunos cuentos y mi abuelo materno, el gran Papa Felo, a pesar de que no vivía con nosotros, tuvo hasta que murió mucha influencia y presencia en mi familia, casi tanto que parecía que estaba todo el tiempo en mi casa.
De ahí que me atreva a asegurar que tengo muy buenas referencias para poder enfrentar esa nueva función que dentro de poco disfrutaré. Imagino que a todo el que le tocó aunque sea una buena abuela o abuelo, hoy tenga la misma imagen.
Ya he notado el cambio, pues por primera vez en mi vida he buscado en un diccionario el significado de la palabra abuelo.
Abuelo del latín *aviŏlus, entre otras definiciones quiere decir:
1.- Respecto de una persona, padre o madre de su padre o de su madre. Menos mal que sobre esto nunca preguntaron en aquellas pruebas de Español que nos hacían en la secundaria o el preuniversitario. La Real Academia Española no pudo encontrar otra forma más difícil de definirlo, porque no la había.
2.- Persona anciana. Como se puede ver una de las definiciones apunta a que el término se aplica a una persona vieja. De madre, pues hasta ayer mismo en la noche, luchaba por el reconocimiento de mi juventud, es cierto que madura, pero juventud. JAJAJAJAJAJA
3.- Antepasado de una persona. Esto me suena a aquello de “… el mono, antepasado del hombre”. JAJAJAJAJA
Lo cierto es que mi hijita Jenny, ya grande, se va a convertir en mamá y de ahí que me proponga el puesto de abuelo, que lógicamente recibiré con mucho agrado y trataré de honrar, tal como he hecho con la función de papá.
¿Será varón o hembra? Ya se que es demasiado rápido, pero como también conozco que no se puede cambiar de sexo después que se define, al menos antes de nacer, me he comenzado a interesar por el tema.
Me gustaría varón, ya saben, el bate y la pelota, los juegos fuertes, quizás alguna que otra malapalabrita, las muchachas a conquistar cuando vaya creciendo, etc. Tengo un hijo varón al que admiro. Sería como volver a vivir yo mismo desde pequeño. Me crié con dos hermanos varones, hoy ninguno está enfermo de los nervios, no tenemos fobias, podemos comer hasta piedras, somos hombres trabajadores con las manos y la cabeza y mis hermanos han sido avanzados en el término muchachitas.
Pero, me gustaría que fuera hembra. La presencia de la hembra endulza a la familia. Son lindas y dulces, por muy feas y agrias que sean. Cuando tuve a mi primera hija, Jennifer, se me olvidó la aspiración juvenil de querer tener un hijo varón. Los papás la pasamos bien con una hija hembra, la comunicación y la relación son muy particulares. La presencia de una hija hembra nos cambia la vida.
Además, me gustaría que fuera hembra, de esta forma mi yerno Yordán me las pagará todas juntas. JAJAJA. No te apures dicen los abuelos, siempre hay más tiempo que vida.
Lo cierto es que para esto, ser anciano y antepasado del ya pasado, es muy lindo. Agradezco tener vida para poderlo ver y disfrutar. Y de seguro eso lo haré.
Entonces desde aquí felicito a Jenny, mi hijita linda, ya grande y a Yordi. A él doblemente, hoy por su cumple y por la noticia de ayer, que nos cambiará a todos la vida.
Estoy convencido que ésta es, de todas, la mejor elección.

No hay comentarios:

Publicar un comentario