jueves, 26 de abril de 2012

¿LAS ACERAS SON PARA LOS PEATONES?

Las personas que caminan en República Dominicana, no deberían existir. Esto pudiera parecer una idea loca, pero es lo que siempre se me ocurre mientras camino muchas veces por el medio de las calles dominicanas, único espacio aparentemente  destinado a los peatones. No hay otro.

Esto me ha llamado la atención desde que comencé a vivir en Santo Domingo, pues vengo de un país donde desde la época colonial existen las aceras y sobre todo se mantiene la cultura de que las aceras son para que las personas caminen.

Es cierto, con el tiempo y el proceso devastador ocurrido en estos últimos 50 años, a veces esas aceras están medio desbaratadas. Una que otra obra de gobierno o particular pueden estar transitoriamente cerrando el paso. Una que otra obra que se derrumbó puede de momento obstaculizar la vía, pero en sentido general los cubanos caminamos por las aceras, o al menos sabemos que están, aunque nos de la gana de caminar por la calle.

Recuerdo las aceras de Víbora Park, mi país. Lisas para caminar, patinar, montar carriolas o chivichanas. Las aceras de la calle 10 de Octubre, sobre las cuales, a través de 10 kilómetros continuos, puedes atravesar casi toda la ciudad hasta llegar al Malecón habanero. Las famosas aceras de Centro Habana, las que muchas veces sucias, además para cuidar a los transeúntes incorporan  y cuidan casi como patrimonio los portales y las columnas de todas las construcciones que existen, lo que permite caminar y caminar, quizás atravesar la ciudad de lado a lado, siempre bajo techo. Las aceras del Vedado, anchas, organizadas, con árboles que desafiando al tiempo, la sequía y el maltrato, todavía dan sombra, las más famosas de la Ciudad de la Habana, que es más o menos decir Cuba. Dentro de las que se destacan caprichosamente las que rodean al Hotel Habana Libre y bajan por toda la calle 23, pues además de cumplir con su función para el traslado de personas, incorporan incrustadas obras de arte de los más famosos pintores y escultores de la década del 50 del siglo XX cubano.

Qué diferente es Santo Domingo. ¿Existen las aceras? Si claro en algunos lugares, pero para nada están consideradas para lo que se inventaron. Las aceras son de los edificios construidos en su límite, son de los pequeños y no tan pequeños negocios, de los dealers vendedores de automóviles y sobre todo y por encima de todo, son de las personas que tienen autos con necesidad de ser parqueados.

¿Qué tenemos los peatones? Sencilla y categóricamente nada.

Cada edificio para su construcción ha hecho con el pedazo de acera que lo preside, lo que le da la gana. Algunos se han robado la acera y han extendido el muro de su propiedad hasta lo que sería el contén o límite de la calle. Otros para facilitar la entrada de los autos de los propietarios o inquilinos, levantan  o bajan rampas de entrada desde la misma calle, por lo que el caminar se convierte en una suerte de sube y baja constante. Otros pensando en los desechos, han construido en el medio de la acera pequeñas casetas o muros para recolectar la basura, que como no se recoge con mucha frecuencia, termina derramada ocupando el pequeño espacio que dejan entre la caseta y la fachada de la edificación. Los más amorosos, motivados por la ecología y la naturaleza, pero no en las personas, han sembrado árboles en medio de las estrechas acera frente a sus casas.  Si, árboles frondosos en medio de las estrechas aceras, tal como en el campo.

Los dealers, esos si que son dueños de las aceras. Como en muchos de ellos los autos no caben dentro del espacio que tiene, sencillamente los carros son parqueados en las aceras, a veces en sentido longitudinal, pero muchas otras veces en sentido trasversal, con cierta lógica pues caben más, para lo cual dejan de la mitad hacia atrás del carro en la calle y para colmo en no pocas ocasiones ocupan con sus autos la primera senda de la calle o avenida, la que está pegada a la acera. Por lo que de momento una persona, no importa mujer u hombre, niño o anciano se ve caminando por fuera de la primera senda, o sea, literalmente por el medio de la calle. Lo que no fuera complicado a no ser por la forma agresiva y desorganizada  con que maneja una gran parte de los chóferes dominicanos.

Para colmo de males, los carros se parquean en las aceras. Siempre. La psicología de los chóferes dominicano es que nadie quiere caminar más de dos metros. Para unos por la violencia, para otros por el sol, para otros por el status, pero lo cierto es que todo el mundo quiere parquear frente por frente a la puerta de entrada del lugar donde va. Y como obviamente no caben, pues nada, a la acera, bien pegado al muro de la edificación visitada o vivida.

¿Los peatones? ¿Pero cómo …, existen peatones? Ni cuenta nos hemos dado. Este es seguro el pensamiento de la media de los dominicanos “montados”, que para mayor ironía todos ponen en sus autos calcomanía sobre Jesús, Dios, el prójimo, la solidaridad, etc.

Siempre tenemos un cuento sobre estas cosas y las compartimos con la familia, amigos y yo sobre todo con Lissette. Al trabajar juntos muchas horas y luego completar nuestra jornada laboral hablando mucho por teléfono y ella ser dominicana de Barahona,  puede darme algunas conclusiones más objetivas y algunos mensajes tranquilizadores. En realidad con Lissette no comento, sino que descargo, me fajo, peleo, me encabrono, etc. JAJAJAJAJAJAA.

Todo parece ser un proceso de mala educación social y de desorganización que se ha ido implementando en el modo “moderno” de vida dominicana. Como vivimos en una jungla, bonita pero jungla, pues entonces cada cual puede hacer lo que le venga en ganas y pobre de los “pendejos” *

Hablo con mi amigo Aliem, como es  arquitecto cubano sabe de urbanística. ¿Urbanística? Siempre me pregunta. Descargo con Lissette sobre autoridades y control. ¿Autoridades? Se burla diciéndome. En fin, no hay fin.

Los controles no parecen existir, al menos para este tema. Claro como los jefes todos andan en autos con vidrios tintados, quizás no se han dado cuenta. La policía existe, pero evidentemente no para esto. ¿Para qué existe la policía aquí entonces?

Los que construyen lo hacen a su antojo, que llega incluso a que puedan robarse un pedazo de calle, sin que se sientan obligados a respetar ningunas normas. Los que hacen negocios, sus negocios son más importantes que cualquier cosa. Y para los que parquean, lo importante es caminar lo menos posible pues el sol quema y los pone prietos o cuidar la jeepeta. Eso si hay que cuidarlo.

Lo más significativo de esto es que los que andan a pie, se quejan mientras andan a pie, pero como la máxima aspiración para el dominicano promedio además de una pistola, es tener su carrito, tan pronto se montan, hacen lo mismo. Los más pobres critican a los más ricos todo el tiempo, los acusan de muchos de los males, pero no porque quieren que las cosas cambien. No llegan ahí. Sencillamente quieren ser ricos para poder hacer y deshacer a su antojo, tal como si lo de deshacer fuera siempre la máxima pretensión.

Los que todavía andan a pie, ¿pero cómo …, todavía hay personas que insisten en andar a pie?.  JAJAJAJAJAJAJA

  

* pendejo – Palabra no muy agradable en Cuba. Se utiliza para definir a los tontos en “idioma dominicano”


miércoles, 11 de abril de 2012

ESTADÍSTICAS - ABRIL 2012


Como saben, las estadísticas solas no son representativas de la absoluta realidad, harían falta otros estudios que nos ayuden a completar el escenario, pero lo cierto es que ellas pueden ayudarnos a entender. Luego dependerá mucho del tipo de evento que se analice para que los números nos den más o menos información que nos permita armar la realidad.



 Muertos en Semana Santa. 

El último reporte del Centro Operativo de Emergencias de República Dominicana, (COE), aseguró que durante la Semana Santa recién concluida hubo 40 personas fallecidas. La cifra supera en 10 la cantidad de muertos de la Semana Santa del año anterior.

Lamentablemente se va imponiendo la tradición que que el receso por Semana Santa termine siempre con problemas a pesar de los llamados y las medidas que se toman. Parece que las personas planifican para este tiempo con exceso los excesos y entonces:

¿La semana será realmente santa?
¿Terminaremos cambiándole el nombre por semana infernal?



Muertos en campaña política.

Estamos casi al finalizar la campaña política. Las elecciones presidenciales serán el próximo 20 de mayo y a pesar de que la ciudad de Santo Domingo se torna insoportable por la cantidad de actividades de proselitismo político que aparecen en cualquier esquina o avenida, a cualquier hora del día, los que viven aquí desde siempre reconocen que los problemas entre partidos se han ido disminuyendo a al menos cambiando su tónica.

No obstante, este pasado domingo la coincidencia de los dos partidos más fuertes contrincantes, el PLD y el PRD, en un mismo espacio físico, terminó a tiros y ocasionó una muerte y un herido grave. Tal como en las películas, las personas apostadas detrás de sus autos, pistolas en mano, tirando hacia delante, sin apuntar mucho.

En realidad no fueron muchos los afectados, podrían haber sido mucho más. Imaginarse lo que significa estar trabados en medio de una balacera. El hecho sin embargo no deja de ser preocupante, pues todavía falta más de un mes para el fin de la campaña, días que suelen ponerse las cosas más recias.

¿Podremos estar seguros en medio de una actividad política?
¿Tendremos que salir a la calle con chalecos antibalas por si acaso nos tropezamos con una caravana y …?


Vertederos y basura.

La República Dominicana tiene 345 vertederos, en un espacio físico de 48 442 kilómetros cuadrados que tiene la isla, o sea, existe un vertedero por cada 136 kilómetros cuadrados. Cifra extremadamente alta según el Ministerio de Medio Ambiente y otros grupos y agencias nacionales e internacionales especialistas en el fenómeno.

Esto pudiera parecer bueno, o sea, al menos la basura que producen casi 11 millones de personas, 7200 toneladas de basura diariamente, está recogida y organizada en lugares especiales para ello. Sin embargo la misma fuente dice que de basura mucho, pero poco de organización.

La mayor parte de esos vertederos están muy próximos a poblaciones, a menos de 200 metros, cuando las regulaciones dictan que deben estar como mínimo a 1500 metros de los asentamientos humanos. También muchas de ellas están cerca a las fuentes de agua, incluso a menos de 20 metros, cuando las normas definen que deberían estar como mínimo a 1000 metros de cualquier cuerpo de agua.

Para colmo de males, el 81% de la basura se deposita el aire libre, lo que facilita la entrada de animales y personas que buscan en esos depósitos parte de su subsistencia y existe la “mala práctica” de echar al agua, ríos, cañadas, etc.

Sobran los comentarios.


Travestis disgustados.

Según el Periódico Diario Libre una “parte importante de los trangéneros y travestis dominicanos son víctimas de la discriminación, estigma y la violencia física”, a pesar de la fachada de tolerancia que se exhibe por las autoridades.

El estudio se realizó en dos importantes urbes del país, Santo Domingo y Santiago, de donde un 36% de los entrevistados declaró que había sido victima de violencia en las calles, el 33% en el trabajo, el 21% por parte de su pareja, un 42% fue maltratado por parte de los clientes y un 41% por parte de sus compañeros de labores.

Y para colmo el 81% de los encuestados declara que han sido arrestados por la policía sin existir causas para tal proceder. Más alarmante aún, el 36% confiesa haberse visto “obligado” a mantener relaciones sexuales con agentes del orden público para evitar el arresto.

¿Agentes del orden público?
¿Quiénes serán entonces más malos, los trangéneros y travestis o los dichosos llamados agentes del orden público?




martes, 10 de abril de 2012

LA MAESTRA VIDA


Sabiduría al Minuto.
“Todas las personas presentes en tu vida son maestros. Aún si te vuelven loco, te enseñan al mostrarte cuáles son tus límites. El hecho de que sean tus maestros no significa que deben simpatizarte” 
Andrew Matthews.

Sigo inspirado por la clausura de Semana Santa. JAJAJAJAJA.  Esta idea también salida del grupo de amigos que ayer nos vimos, me la he aprendido desde hace mucho tiempo. Y como buen descendiente de una familia de buenos profesores he tratado de trasmitirla a los míos, que pudiera parecer un grupo bien reducido de personas, pero que en realidad, por la forma en que vivo, es un grupo inmenso donde meto y meto todos los días a mucha gente a veces muy diferentes.

Durante nuestra corta o larga vida estamos rodeados de personas y acontecimientos que de una forma u otra nos marcan positiva o negativamente. También durante la misma vida, existen personas que, luego de considerar que viven bien o tienen razón en la forma en que viven, tratan de cambiar a los que lo rodean. Creo que lo de tratar de cambiar al otro es una acción bastante común, que no pocas veces se convierte en desgastante. Recuerden, los toltecas dicen que para compartir la vida es mejor buscarse a personas que se parezcan a lo que uno quiere o necesita, porque las personas no cambian por acciones externas. Las personas cambian cuando quieren cambiar y este proceso, por evidente que parezca la necesidad, a veces se convierte en imposible o demora una eternidad. Sólo la propia vida, cuando encuentra un cerebro receptivo, lo logra.

Es así. Las personas no cambian porque insistamos con ellas. El proceso de domesticación humana es muy fuerte. Las personas cambian sólo cuando ellas deciden cambiar.

Entonces nos pasa que desde que comenzamos a socializar con otras personas, sentimos que algo de ellas nos agrada o nos desagrada, algo nos atrapa y acerca o  nos empuja y aleja, descubrimos cosas que nos gustan y otras que aborrecemos. Nos pasa con nuestros compañeros de aula en la secundaria y el pre, a veces antes con algún amiguito de esos pesados que siempre existen, luego con amigos y parejas durante nuestra primera juventud, con profesores a lo largo de nuestra vida de estudiantes, al final con compañeros, subordinados y jefes durante toda nuestra vida laboral y para colmo con nuestras respectivas parejas, no importa el color de sus ojos, el tipo de piel y cabellos que tenga, tampoco la edad y la nacionalidad que encontremos. En casi todos los casos detectamos cosas que no nos cuadran y entonces comenzamos la batalla para cambiar. Sencillamente cambiar a nuestro favor.

La estrategia parece ser todo lo contrario. La idea, como dije anteriormente, es pensar y buscar algo o mejor a alguien, que no tenga que ser cambiado. Es más difícil de encontrar, pero a largo plazo más conveniente.

De lo que no podemos cambiar y tenemos que convivir con ello, entonces debemos aprender y eso nos hará mejores. De ahí que la vida y todos sus integrantes, incluso los que llegamos a aborrecer, sean nuestros maestros.

Mirar bien a lo que nos rodea y ser capaces de detectar lo que no nos gusta, nos hace mejores. Si somos capaces de actuar así como método, entonces estamos aprendiendo. Quizás, de momento, no sabemos cómo se hace de la mejor forma, pero el hecho de detectar lo que no quiero ser o cómo no quiero actuar, ya es un avance. 

La mitad de las veces actuamos por pura imitación, incluso sin percatarnos de ello. Heredamos cosas de nuestros familiares y nos acostumbramos a actuar de determinada forma. Nos consuela la idea de que “...yo soy así no tengo por qué cambiar”, y vivimos echándole la culpa a nuestra formación primera, cuando incluso de ésta han pasado muchos años ya.

La pregunta es: ¿Y cuándo vamos a pensar? Pensar parece que resulta muy difícil. Controlar las emociones parece algo casi imposible y entonces seguimos y seguimos cometiendo los mismos errores.
 
La idea, según los expertos es más concreta. La vida y todos sus actores que nos rodean, nos enseñan. Y entonces si nos fijamos bien podremos llegar a una primera conclusión, no la única, pero si la más importante. No me gusta lo que veo, entonces me propondré no ser o actuar de ese modo. No importa si mi padre o mi primer maestro, no importa si mi amigo o jefe actúa de tal forma. Yo, pienso, y no quiero repetir lo que veo.

Entonces en vez de quejarnos de los que nos rodean, en realidad tuviéramos que agradecer las clases gratis. Veamos algunos ejemplos:

"No me gusta mi pareja". Agradéceselo y búscate otra en vez de machacarte y machacarlo. 
"No soporto a mi jefe. Me tiene loco mi trabajo". La idea no siempre es buscarte otro jefe y otro trabajo, pues de estar el problema en ti, volverás a chocar con lo mismo.
"No puedo con mis hijos". Error, con los hijos siempre se tiene que poder. Averigua el método.
"No me cae bien fulano". Fatal, fulano no tiene que caerte bien. Míralo, descúbrelo y proponte firmemente no ser como él. 

Claro, algún esfuerzo tendremos que hacer, no vale la pena seguir imitando sin pensar y siempre encontrar con rapidez la pequeña paja en el ojo ajeno para nada.


Yo, que soy bastante imperfecto, estoy tratando de vivir así. ¿Lo lograré? No lo sé. Pero como dice mi amiga Lissette, el resultado es tan bueno que vale la pena intentarlo.


lunes, 9 de abril de 2012

DAR CONSEJOS


Sabiduría al Minuto
"¡Si la gente no te pide consejos, ¡es porque no los quiereeeeee!" 
Andrew Matthews.

Ayer en la tarde, me propuse dar por cerrada la jornada de Semana Santa, que lo mejor que tiene es que hasta los públicamente no creyentes, disfrutamos de sus beneficios. JAJAJAJAJ. En realidad, me sigue llamando la atención, por decirlo de alguna forma, que la Iglesia sigue insistiendo en que sea un evento para la reflexión, el auto análisis, y la tranquilidad para meditar y la mayoría de los mortales aquí, fervorosa y devotamente autoproclamados religiosos, esperan la fecha con muchos planes de “fiesta y pachanga”. Hoteles, playas, campos y alcohol, mucho alcohol. En fin, cada cual dentro de su rol, hace su parte.


Los amigos citados en el lindo parque de la Avenida Anacaona, primero pocos y luego casi los tantos de siempre, donde también hubo su poquito de alcohol, lo que da la idea de que sin este componente no hay Semana Santa, JAJAJAJAJAJA, comenzamos a “filosofar” sobre la vida y entonces me comprometí a escribir sobre este tema, que es uno de los temas que más sufro diariamente.

Dar consejos y adelantar experiencias, tarea noble y bien intencionada. Tan vieja como el mismo hombre, de ahí la rápida aparición de los venerados ancianos y brujos de las primeras tribus, se convierte en un gran problema para aquellas personas que, sin ser venerados ancianos aún y menos brujos, disfrutamos haciéndolo.

La idea, a mi parecer, parte en la mayoría de los casos del cariño, del respeto, de la estima que se tiene por otra persona y sobre todo de la capacidad de haber vivido, experimentado, tropezado y vuelto a tropezar, pues la famosa experiencia es más que todo la suma de los fracasos. Entonces, ¿cómo es que un acto que pudiera catalogarse de enormemente humano, termina muchas veces echándolo todo a perder?

La respuesta parece resultar hasta cierto punto fácil dentro de lo difícil que es de entender. Las personas no quieren escuchar consejos. Más aún, las personas no quieren escuchar la verdad, sino que se encierran en su verdad y nada más que su verdad.

Veamos un ejemplo:
Una persona amiga viene a hablarte de un problema que tiene y no sabe o puede resolver. Te dispones a atender, escuchas pacientemente y cuando la haces reflexionar sobre determinado punto, se incomoda, se pone nerviosa, contradice lo que dices, argumenta y argumenta para mantener su punto de vista. En fin, lo que comenzó como un proceso para mejorar, la mitad de las veces termina creando lamentables desencuentros.  Recuerdo que un día, no hace mucho, una gran amiga me dijo, “es verdad, tienes razón, no me gusta escuchar la verdad”.
 
La personas, muchas veces estresadas, sólo quiere descargar, pero para nada le interesa llegar a la verdad y mucho menos tomar acciones para revertir la realidad. Es sencillamente un acto de  descompresión, pasado el momento, las personas volvemos a la misma miseria, no precisamente económica, que nos trajo a la conversación, pues esto nos da posibilidad de quejarnos mañana.

En realidad, mi verdad no sería la verdad absoluta, creo que esto es difícil cuando se sale de un laboratorio, pero al menos es otra verdad, otra forma de ver, de percibir, otro análisis. Idea que muchas veces queda mejor después del intercambio. Normita ni idea tienes de cuánto te extraño en esa capacidad para llegar hasta el fondo de las cosas, no importa la magnitud o el daño que esto cause.
  
El problema me parece más profundo. Las personas hoy no queremos pensar y entonces, ¿a quién se le puede ocurrir que se pretenda analizar un determinado hecho o actuación hasta lo más profundo de sus consecuencias?, ¿para qué sirve esto? Es paradójico, muchas veces mientras más nivel cultural y profesional, menos capacidad o interés de pensamiento, menos interés para buscar la verdad. Mientras más de académico, menos del famoso emocional. Las personas nos refugiamos en nuestros argumentos y no queremos escuchar más nada. Lamentablemente poco hemos aprendido del romano Séneca con aquello de que “la vida que no se piensa, no vale la pena ser vivida”.

De ahí lo complicado de dar consejos. Es cierto es una acción humanamente sana, que debería ser reconocida y sobre todo agradecida, pero como de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno, termina por convertirse en problemática.

Es algo que estoy todavía a mi edad aprendiendo. Me cuesta trabajo, pero lo tendré que lograr antes de desaparecer. La idea es escuchar y escuchar y hasta que la otra persona no pida por escrito y oficialmente el consejo, no emitir criterios. Y así y todo ser bien cauto.

Tengo entonces que disculparme con mi familia y amigos, a los que tanto y tantas veces he podido llegara a torturar con ideas nuevas, voluntarias y nobles, pero empedradoras de caminos que no se quieren transitar.

Dos recomendaciones.

Lean a Séneca, podrían sus ideas, a pesar de tener más de veinte siglos, sernos útiles para enfrentar la vida hoy. Nunca es tarde para comenzar.

¿Quieren un consejo sano? No te piden casi oficialmente un consejo, ahórratelo. A muchas personas no les interesa escuchar sobre la vida que llevan, menos cambiarla. Yo estoy practicándolo.

lunes, 2 de abril de 2012

SERÉ ABUELO

Tengo 49 años recién cumplidos y ayer muy tarde en la noche me enteré, aspiro que haya sido la tercera persona en enterarse, JAJAJAJAJA, que dentro de 9 meses, más o menos, seré abuelo por primera vez.
Esto provocó una mezcla de sentimientos encontrados, o sea, unos que vienen desde la derecha  a alta velocidad y otros que vienen exactamente del lugar opuesto a la misma velocidad, pues a pesar de que la noticia es muy buena, la residencia de mi hija  Jennifer en Texas, USA, lo complica todo de momento. Ya saben, la separación nos pasa su factura.
Entre medias risas y medio llanto de todos los integrantes de mi familia en RD, frente a un teléfono como si tratáramos de ver a través del plástico del aparato, nos empeñábamos en comprender la noticia, que por más que humana y acostumbrada, no deja de ser impactante cuando uno está involucrado directamente. Comprender, más allá de la unión de un espermatozoide con un óvulo, obviamente.
Ser padre es para mí una categoría ya vieja. Llevo muchos años en esta maniobra, en la que he tratado de enseñar y como es más que sabido, he aprendido mucho. Pensar en ser abuelo y adaptarme a la idea es bien nuevo.
Crecí con mis dos abuelas. Ellas se llevaban públicamente bien, pues vivían separadas por una placa en nuestra casa de dos plantas, lo que hizo que el recuerdo que tengo de esa categoría de familia es muy agradable. Todo, sin importar la magnitud del problema, se resolvía subiendo o bajando una escalera. No se cómo hubiera sido tener dos abuelas en un mismo espacio físico, porque la coexistencia pacífica de dos abuelas, relacionadas con los mismos temas todo el tiempo, hubiese sido quizás problemático, vale la pena decir que éramos tres hermanos y dos primos.
Mi abuelo paterno casi no existió, más allá de algunos cuentos y mi abuelo materno, el gran Papa Felo, a pesar de que no vivía con nosotros, tuvo hasta que murió mucha influencia y presencia en mi familia, casi tanto que parecía que estaba todo el tiempo en mi casa.
De ahí que me atreva a asegurar que tengo muy buenas referencias para poder enfrentar esa nueva función que dentro de poco disfrutaré. Imagino que a todo el que le tocó aunque sea una buena abuela o abuelo, hoy tenga la misma imagen.
Ya he notado el cambio, pues por primera vez en mi vida he buscado en un diccionario el significado de la palabra abuelo.
Abuelo del latín *aviŏlus, entre otras definiciones quiere decir:
1.- Respecto de una persona, padre o madre de su padre o de su madre. Menos mal que sobre esto nunca preguntaron en aquellas pruebas de Español que nos hacían en la secundaria o el preuniversitario. La Real Academia Española no pudo encontrar otra forma más difícil de definirlo, porque no la había.
2.- Persona anciana. Como se puede ver una de las definiciones apunta a que el término se aplica a una persona vieja. De madre, pues hasta ayer mismo en la noche, luchaba por el reconocimiento de mi juventud, es cierto que madura, pero juventud. JAJAJAJAJAJA
3.- Antepasado de una persona. Esto me suena a aquello de “… el mono, antepasado del hombre”. JAJAJAJAJA
Lo cierto es que mi hijita Jenny, ya grande, se va a convertir en mamá y de ahí que me proponga el puesto de abuelo, que lógicamente recibiré con mucho agrado y trataré de honrar, tal como he hecho con la función de papá.
¿Será varón o hembra? Ya se que es demasiado rápido, pero como también conozco que no se puede cambiar de sexo después que se define, al menos antes de nacer, me he comenzado a interesar por el tema.
Me gustaría varón, ya saben, el bate y la pelota, los juegos fuertes, quizás alguna que otra malapalabrita, las muchachas a conquistar cuando vaya creciendo, etc. Tengo un hijo varón al que admiro. Sería como volver a vivir yo mismo desde pequeño. Me crié con dos hermanos varones, hoy ninguno está enfermo de los nervios, no tenemos fobias, podemos comer hasta piedras, somos hombres trabajadores con las manos y la cabeza y mis hermanos han sido avanzados en el término muchachitas.
Pero, me gustaría que fuera hembra. La presencia de la hembra endulza a la familia. Son lindas y dulces, por muy feas y agrias que sean. Cuando tuve a mi primera hija, Jennifer, se me olvidó la aspiración juvenil de querer tener un hijo varón. Los papás la pasamos bien con una hija hembra, la comunicación y la relación son muy particulares. La presencia de una hija hembra nos cambia la vida.
Además, me gustaría que fuera hembra, de esta forma mi yerno Yordán me las pagará todas juntas. JAJAJA. No te apures dicen los abuelos, siempre hay más tiempo que vida.
Lo cierto es que para esto, ser anciano y antepasado del ya pasado, es muy lindo. Agradezco tener vida para poderlo ver y disfrutar. Y de seguro eso lo haré.
Entonces desde aquí felicito a Jenny, mi hijita linda, ya grande y a Yordi. A él doblemente, hoy por su cumple y por la noticia de ayer, que nos cambiará a todos la vida.
Estoy convencido que ésta es, de todas, la mejor elección.

LOS MENSAJES DE LA VIDA




Sabiduría al Minuto.
“Llegan momentos en la vida en que estamos listos para recibir nueva información, mientras tanto, podemos tener algo frente a nuestras narices y no notarlo”
Andrew Matthews.


Buena reflexión para comenzar a escribir sobre el libro que leo, o mejor, que estudio.  Es cierto, yo y seguro muchos de ustedes, somos ejemplo de esto.
Constantemente la maestra vida e incluso algunos de sus más aventajados ayudantes, aspiran a que aprendamos por adelantado, tratando con señales claras, de evitarnos tropiezos.
¿Aprender? No es sólo una pregunta, sino un gran problema, sobre todo cuando partimos de ideas como:
_ “Yo eso me lo sé. No vengas con ese tema ahora”
_ “A mí no tiene porque pasarme tal cosa”
_ “Quiero experimentarlo por mí mismo”
Si nos fijamos bien, para la mayoría de las personas, aquello de  “tropezar dos veces con la misma piedra” es bien común. Muchas veces se hace necesario caer al vacío, tocar el fondo, encontrarse al borde de la desesperación para entonces reparar en el problema que se tienen y comenzar a buscar una nueva forma de hacer las cosas.
La mayoría de nosotros no valoramos el pequeño éxito obtenido, o sea, el pequeño logro. Estamos condicionados  y quizás “necesitados” del gran éxito, que casi siempre lo que tenemos y alcanzamos, nos parece poco, dejando escapar la posibilidad de analizar, sacar experiencias y crear una cultura sólida sobre determinado tema. Y para colmo de males, nos perdemos la mejor posibilidad, o sea, la de ser felices.
El pequeño logro o éxito casi siempre aparece rodeado de “.. bueno, me hubiera gustado …”, quedándonos, a pesar de lo positivo alcanzado, con un sentimiento de insatisfacción. Sin embargo, el NO es torturante. Nos paraliza. A muchos da miedo. Y es entonces, sólo entonces,  cuando salimos corriendo a buscar una solución.
No está del todo mal, pienso yo. Mejor tarde que nunca. Pero en muchas ocasiones la crisis, famosa generadora de grandes ideas, es también la causante de otras crisis mayores que pudieran evitarse.
De ahí que frente al NO, muchas personas se respondan con la clásica pregunta de: ¿por qué me tiene que pasar esto a mí? y no logren salir de ese enrollo. Posición clásica de los llamados perdedores.
La vida está llena de lecciones para todo y todos. Si no aprendes la primera lección de la primera vez, de seguro habrá otra y otra y otra más, casi siempre más dura. Si no reparamos en la pequeña piedra, nos enviará para golpearnos un ladrillo, luego un bloque e incluso una gran roca de magnitudes incalculables, que terminará por aplastarnos si permanecemos sin escuchar.
Siempre la vida suele tener muchas lecciones para ganarnos. Las lecciones son inagotables para aquellos que, como buenos representantes del género animal, tropezamos una, dos y mil veces con la misma piedra.
Tal como en la genial película “Meet Joe Black” donde se unieron dos grandes del cine actual, Brad Pitt y Sir Anthony Hopkins, para representar un diálogo entre la muerte, la vida y la filosofía de ambas cosas, la vida nos dice:
_ No quieres escucharme, no importa, te envío una piedra para llamarte la atención. Sigues sin escucharme, entonces te mando la cantera entera y probablemente quedes sepultado debajo de las piedras.
Es así,  aprendes por las buenas o sencillamente aprendes por las malas.
Cada día enfrento la relación con muchas personas, familia, amigos, compañeros de trabajos, alumnos, tratando de alertarlas sobre los mensajes que nos envía la vida. Compruebo que, como dice Matthews, muchas de esas personas no están listas para recibir nueva información, ni preparadas para pensar sobre la vida que viven y prefieren continuar enajenadas en una “verdad” edulcorada que se van construyendo.
Muchas veces no logro que entiendan y no me queda más remedio que prepararme para ver caer sobre ellas la enorme cantidad de piedras que la vida les enviará en su tarea de enseñar.  Será así, porque pensar que escaparán ilesos, es una ilusión.